Felicies intercambiantes

martes, 21 de junio de 2011

Cuidando al papi


El mismo día que mamá me llamo para decirme que papá había tenido un accidente viaje hacia mi pueblo y casa paterna.
Nada me lo impedía. Estaba de vacaciones en mi trabajo de maestra. Vivía sola en aquel pueblito desde hacia 8 meses pues me había separado de mi marido, con el cual estuve casada un año.
Llegue y estuve acompañando a mama, pero casi todo el día estaba en el sanatorio con papá, que estaba postrado, con múltiples quebraduras debido al violento accidente automovilístico.
Su profesión de piloto de turismo carretera, había cobrado venganza de ese hombre tan triunfador.
Como mi mama trabaja en su negocio, fui yo la que acompañe a papa en todo.
Semanas después lo teníamos en casa. En buen estado de salud, recuperándose. Eso si, no caminaba porque tenia una pierna enyesada, ambos brazos inmovilizados, pero una entereza notable, digna de el.
Aprendí desde el primer día en el sanatorio a oficiar de enfermera. Cuidarlo, ayudarlo en todo, bañarlo y estar atenta a todo lo que necesitara.
No me fue difícil, ni me asusto, darle de comer en la boca. Tampoco me dio trabajo tomar su pene para ponerlo dentro del papagayo cada vez que quería orinar. El si, algo se ruborizaba.
Siempre, siempre, estaba repitiendo,- Gracias nena, gracias nena.
Sucedió que cuando lavaba sus genitales con agüita tibia, note que el bulto se le ponía algo tieso, e intensifique curiosamente el lavado, con más agua calentita, hasta notar que la pijota de papa se ponía cada vez más dura y grande.
-Oh, disculpa nena, disculpa.
- Es normal papi, no te preocupes.
El cerro los ojos mientas yo intentaba ahora sacar el jabón y secar aquella enorme pijota que tenia enfrente. Note que el suspiraba, entrecortadamente.
Dime cuenta de que el estaba caliente, necesitado de desahogo, por lo que decidí hacerle una pajita caliente, comenzando a acariciar desde la misma base de sus testículos, recorriendo todo el entorno de su larga pija. Estuve largo rato jugando con ella, disfrutándola visualmente tanto como con el tacto de tenerla entre mis manos. El termino siempre con los ojos cerrados, suspirando, respirando entrecortado pero solo diciendo….. Gracias nena, gracias nena.
Siempre cuando regresaba mama, yo tenía todo listo. Cuando ella se iba a la mañana temprano, yo tenía todo el día para estar con mi papi.
A los pocos días de haber comenzado aquella nueva tarea de darle un gusto sexual, estaba yo tan inquieta conmigo mismo que necesitaba masturbarme. Y así lo hice una tarde después de atenderlo.
Al otro día, me pareció tonto, no hacerlo junto a el, y así comencé a masturbarme con una mano mientras que con la otra lo pajeaba a el. El gozaba y yo también, al mismo tiempo.
El se dio cuenta y nada dijo, y solo hablo cuando yo ya supercaliente con aquella pija enorme de papa, comencé a masturbarme ruidosamente, y sin meditar consecuencias, me incline a chuparle las bolas, el tronco, el musculo entero, metiéndome aquello hasta llenar mi boca. El solo dijo, eso no nena, no nena, ahhhh nena, ahhh nena, gracias nena, gracias nena.
Fui por mas y puse mi coñito junto al brazo extendido de el, para que fuera el mismo el que me diera gusto con sus dedos.
Estuvimos dos semanas acabándonos así, con tanto esmero y cariño que solo con una mirada, nos decíamos las ganas que teníamos de hacerlo. Yo no sentía culpa alguna con mi papa, si, a veces me ponía algo incomoda cuando le contaba a mama, como había sido el día, sin mencionar aquel secreto que teníamos con el papi.
Era hermoso quitarme las bombachitas, quedando con la conchita desnuda y ofrecérsela a sus manos, mientras le chupaba todo su sexo. Mas hermoso fue entender que el me pedía que le diera el gusto de dejármela lamer por el. El me mostraba la lengüita, moviéndola y mi conchita se humedecía de ganas. Así hacíamos en 69, yo teniendo cuidado de no aplastarlo y el dándome un gusto tan grande que me conmocionaba hasta la locura.
Esa locura apareció de pronto, sin tapujos, sin vueltas, porque estando en ese juego de mutuas lamidas, me transforme. Quizás enloquecí de placer, pero me deje llevar por mis instintos y ya saliendo de aquella posición de 69, me le senté en la pijota de papito, enterrándomela hasta sentir que me estallaba la conchita contra sus huevos. Lo cogí con unas ganas locas hasta regalarme dos orgasmos seguidos.
- El solo decía entrecortadamente…… gracias nena, gracias nena.

1 comentario:

  1. ES ALGO MUY GENIAL Y EXCITANTE QUE CADA VEZ QUE LO LEO ME LA PONE MUY DURA DE TAL MANERA QUE NOLLEGO HASTA EL FINAL Y TERMINO ANTES DE LLEGAR AL FINAL CON MI TAREA MANUAL.

    ResponderEliminar